26 de septiembre de 2007

MARCADO CON UNA X


Tenemos la costumbre de etiquetar las cosas con nombres que nos hagan más fácil la tarea de convivir con ellas. Un vaso es un vaso; un micrófono… es un micrófono! Y así.

Claro que más interesante es cuando etiquetamos a la gente. Y más extenso también. “Amigos”, “Compañeros”, “Conocidos”, “Colegas”, “Vecinos”, “Novias” (y novios)… y, claro está: también todos los “ex” correspondientes a cada uno.

No hay mayores discusiones para diferenciar a unos de otros. Es fácil marcar las diferencias entre un amigo y un compañero o colega o vecino.
¡Y ni hablar con los “ex”! Para diferenciarlos basta una mudanza, un cambio de trabajo, una discusión o una lágrima (ustedes tachen lo que no corresponda).

Pero… ¿qué pasa cuando alguien es todo eso junto? Quiero decir… cuando alguien fue compañera, amiga, novia, amante… en ese orden y alternadamente.
Qué pasa cuando alguien que ocupó todos esos lugares, ya está más allá de cualquier “ex” posible. Cuando esa persona está presente a cada minuto… pero nunca pasa a marcar tarjeta.

Y ya no tiene etiqueta posible. Hace rato dejó de ser tu compañera, y ya no es tu amiga porque… bueno: por la misma razón que ya tampoco es tu novia ni tu amante. Y se convierte en algo así como un “conocido vip”.

Entonces volvés a la calle a caminar solo, con la sensación extraña de que hay “alguien” a quien conocés demasiado, pero camina sobre baldosas de otro color. Como el alfil.

Y ya no tenés una etiqueta para ponerle… pero sabés que nunca será tu “ex”.
Hasta que vuelvas a cruzártela en una baldosa y por un rato vuelvan a ser amigos, conocidos o amantes (ustedes tachen lo que no corresponda).

11 comentarios:

Dayana dijo...

Uff, es tan cierto que me acuerdo y me duele acá (Gracias por el Dolor).

Saludos

PD: que pena que los dos comentarios en el post del dolor no entendieron nada. Gente con vida literal, no?

Graciela L Arguello dijo...

Gabriel, no podías expresarlo mejor, ¡cuántas verdades juntas!
Aunque no te hayas dado cuenta, sí hay un nonbre para ponerle a esos conocidos VIP y vos mismo lo acabás de inventar: Alfil (el que camina siempre alrededor pero en baldosas de otro color).
Voy a adoptar ese término, y te juro que voy a resistir la tentación de aclararlo, será un código para iniciados. Fue un gusto conocerte en la fiesta del Viandante, y te veremos el jueves en el show en vivo Vamos el Pulpo, y flia en patota, beso Graciela

GABRIEL KALENBERG dijo...

Graciela: muchas gracias por tus palabras. Muy (tal vez en exceso) elogiosas. Nunca me planteé (ni lo volveré a hacer) inventar un "neologismo" ni asignar un nuevo significado a alguna palabra... pero si, al parecer, lo he logrado. Muchas gracias. También fue un gusto conocerte: espero que no seamos alfiles.

Anónimo dijo...

Hola alfil!!!
¿Sabias q el alfil puede comer a una reina? Sí, seguro q lo sabías; como también sabés q ella puede sentirse apenada por esto de acuerdo a su posición.
Pero puede ocurrir q si él se descuida ella puede acercársele demasiado y encontrarlo y comérselo sin q él se sienta apenado porque... es la reina!

GABRIEL KALENBERG dijo...

Anonimo:
Si, es cierto que una reina puede comer a un alfil, pero... es solo decisión de ella.
Además, nunca puede apenar perder piezas cuando uno se sentó a jugar sabiendo que eso podia suceder.

Anónimo dijo...

Hola Gaby mira vos lo que encontre en la Web... Muy bueno la verdad... te mando un abrazo!!! Daniel E.

Anónimo dijo...

lo que duele es extrañar y ni siquiera saber qué...es un dolor que crece en el pecho y llega a cada rincón de tu cuerpo,lo que es peor a cada rincón de tu mente.
Es un dolor tan fuerte que es capaz de invadir cada recuerdo y pintarlo de colores cuando talvez solo fueron grises.Es tan fuerte que es capaz de teñir de gris tu "hoy" quizás de colores.
duele no poder cerrar historias,
duele no poder abrirlas...
I.

GABRIEL KALENBERG dijo...

Es todo un tópico el dolor. Y cuánto más dificil es escribir de acerca de ello cuando se lo siente dentro!

Creo que no es el dolor quien invade el espacio de los recuerdos, sino viceversa. Creo que es la voluntad de dejar allí en el pasado ciertas cosas la que usurpa el lugar a los sentimientos que -quizás- nunca debieron dejar de ser.

Y si un dolor puede llenar de colores una paleta gris, tal vez sea hora de revisar nuestra definición de "dolor". Y de paso, revisar la paleta que queremos para colorear nuestros días.

Pero si duele no poder cerrar y si duele no poder abrir... si duele de todos modos, entonces... ¿cuál es la diferencia?

Anónimo dijo...

jijiji

GABRIEL KALENBERG dijo...

Cierto. Pero estoy seguro de que "no lo soñé".

Anónimo dijo...

DEJÉ PASAR MÁS DE UN AÑO PARA HACER ESTA PREGUNTA:

UD. QUE, POR LO VISTO, CERRÓ HISTORIAS, LAS ABRIÓ, VOLVIÓ A CERRARLAS Y TAMBIÉN REGRESÓ A ABRIRLAS. ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

LA RESPUESTA SIMPÁTICA DE "ANÓNIMO" ME DICE MUCHO, SIN EMBARGO NO DESPEJA MI DUDA.