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1 de septiembre de 2010
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Un cementerio de palabras para las cosas que alguna vez les dije... y también para las que no.
8 comentarios:
Exactamente, cuando el momento perfecto puede ser una tarde tomando mates en el parque hablando boludeces y riendo. Y al terminar la tarde abrazarce y besarse sellando el dia esplendido no?
Hace tiempo aprendí (aunque nunca sabré si lo sé poner en práctica), que "el" momento no existe, sino que es necesario construirlo. Y no importan ya las piezas que se usen, porque lo realmente importante no es el cómo ni el qué, sino -sencillamente- hacerlo.
Gracias por escribir, Sol.
El momento perfecto no existe si no vives al máximo cada momento de tu vida...
ASÍ NO HABRÍA QUE SELECCIONAR NI DECIR QUE "ESE MOMENTO" ES PERFECTO!
NINGUNA PALPABLE REALIDAD PUEDE SER MEJOR QUE MI SUEÑO, AÚN CUANDO LA VIDA ME PERSIGA CON SU PERFECCIÓN.
No podés afirmar eso hasta no alcanzarlo: "la proporción viene de la comparación".
A VER SI ENTIENDO:
PARA SABER QUE ES MEJOR ESTAR SOBRIA, ¿DEBO HABER PASADO PRIMERO POR UN ESTADO DE EMBRIAGUEZ?
MMM... LA COMPARACIÓN PUEDE SER CAPRICHOSA.
Pero es acertada (como otros caprichos, que suelen ser buenos).
Podría sorprenderte descubrir que... la sobriedad no es para todos los momentos (como tampoco lo es la embriaguez, claro).
LAS EPIFANÍAS PUEDEN VOLVERSE EN CONTRA. SON COMO LOS HIJOS, FRUTOS PROPIOS, QUE REFLEJAN NUESTRA INCONGRUENCIA. Y SÓLO LA VEMOS AHÍ, CUANDO YA ESTÁ EXPRESADA.
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